El presidente Gustavo Petro lo volvió a hacer.
Por Nixon Carvajal.
Una vez más prevalecieron diferencias e intereses emocionales, como argumento para bloquear a la ciudad de Barranquilla en su intención de organizar un nuevo evento internacional.
Fue un verdadero baldado de agua fría lo que cayó sobre el comercio, los gremios y la ciudadanía barranquillera en general, luego que el mandatario de los colombianos anunciara que Riohacha será la sede del Foro Global de Migración y Desarrollo, encuentro internacional que desde un principio había sido designado por los organizadores a la capital del Atlántico.
El revuelo causado por la improvisada decisión del gobierno, no tiene que ver directamente con la elección de la capital de La Guajira como organizadora de la actividad, para nada, lo que preocupa tiene que ver con la incertidumbre sobre la verdadera capacidad que tenga Riohacha para sacar adelante un evento que prácticamente está a la vuelta de la esquina, además de los compromisos que ya se habían adquirido con la capital del Atlántico y que tuvieron que ser cancelados.
El foro contará con la participación de aproximadamente 2.000 personas, entre asistentes y conferencistas, representando diversos sectores de la sociedad civil y delegados de estado.
Según el gobierno nacional se determinó cambiar la sede del encuentro por la necesidad de seleccionar una ciudad representativa en asuntos migratorios. Sin embargo, llama la atención el grado de ignorancia del mandatario y su grupo de asesores, al desconocer el rasgo de Barranquilla de ser una ciudad epicentro de migrantes europeos, asiáticos, norteamericanos y refugiados venezolanos.
En el mismo sentido, de acuerdo con el gobierno colombiano, lo que se busca con la elección, a última hora, de Riohacha, es la descentralización de la política de eventos que se celebran en el país y el fomento del componente histórico que representa La Guajira, para estimular la inversión en materia de turismo.
Por las razones que quiera desplegar e inventar el presidente Petro, para justificar el retiro abrupto de la organización del encuentro a la hermosa Puerta de Oro, se entiende que las motivaciones son otras muy distintas, que rayan en lo absurdo e irracional.
Sin lugar a dudas que en la conciencia del jefe de estado prevalecen razones personales, como su odio visceral a Barranquilla, diferencias ideológicas con los gobernantes de departamento, así como falta de criterio e ignorancia suprema, y lo peor de todo, envidia.
Curiosamente son los mismos argumentos que dejó percibir el mandatario para obstaculizar y negar cualquier apoyo a otros importantes acontecimientos que estaban en carpeta a realizarse en Barranquilla, como la negativa del ejecutivo a entregar el aval a la organización del Gran Premio de Fórmula Uno del Caribe, que había sido otorgado por la FIA, y el incumplimiento en los compromisos administrativos adquiridos para la realización de los Juegos Panamericanos, a celebrarse en 2027, de acuerdo a la designación por parte de Panam Sports. Semejante casualidad es imposible de creer.
Por infantiles caprichos personales y no por la madurez del cargo que se ostenta, se dejó de realizar un foro en una ciudad dotada con la infraestructura requerida y con la experiencia necesaria para adelantar el montaje de eventos de gran envergadura, como Barranquilla, para otorgarlo a una capital que no dispone del mínimo conocimiento en organización de exposiciones como Riohacha.
Mientras siguen sumándose voces de rechazo a la nueva salida en falso del presidente Petro, las autoridades de La Guajira, avanzan en una frenética carrera contra el tiempo para tratar de cumplir con los requerimientos de hospedaje en el inesperado reto que les impuso un mandatario arrogante y acomplejado.