Una propuesta del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, de sugerir que las mujeres de la nación asiática, «tengan más hijos para frenar la caída de la natalidad», y afrontar el veloz proceso de envejecimiento de la población, tomó por sorpresa e indignación a los grupos familiares por lo contradictorio de la iniciativa.
La recomendación de Kim, que más que una amistosa exhortación debería considerarse como una orden de inapelable cumplimiento sorprende por su total incoherencia con la realidad política y social del estado coreano, en donde la mayoría de los habitantes literalmente se “mueren” de física hambre.
La impopular medida la hizo pública Kim en el marco de la Quinta Conferencia Nacional de Madres celebrada en Piongyang, a principios de año, pero que, como era de esperarse, no ha despegado, por lo irrealizable.
Kim aprovechó el momento para exaltar el papel de las madres coreanas al calificarlas de «fuerza motora que cimenta la lucha del pueblo para lograr el respeto y la prosperidad».